jueves, 20 de noviembre de 2008

El autor Lópe de Vega





«No quiso la lengua castellana que de casado a cansado hubiese más de una letra de diferencia».

«El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida».

«Pero con una cosa me contento; que aunque pueda quitarme la esperanza, no me puede quitar el pensamiento».

«Lo que cuenta no es mañana, sino hoy. Hoy estamos aquí, mañana tal vez nos hayamos marchado».

«Ni el rey comería... si el labrador no labrase».

Entiendo lo que me basta
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.
De cuantas cosas me cansan
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.
{Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.


—Félix Lope de Vega y CarpioFélix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – Madrid, 27 de agosto de 1635) es uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.

El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro comienza a ser un fenómeno cultural y de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de unas cuantas novelas.

Se le atribuyen unos 3.000 sonetos, 3 novelas, 4 novelas cortas, 9 epopeyas, 3 poemas didácticos, y varios centenares de comedias (1.800 según Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado con Góngora y envidiado por Cervantes, su vida fue tan extremada como su obra.


Las obras dramáticas de Lope fueron compuestas sólo para la escena y el autor no se reservaba ninguna copia. El ejemplar sufría los cortes, adecuaciones, ampliaciones y retoques de los actores, alguno de ellos escritores de comedias también.

Entre 1604 y 1647 se publican veinticinco tomos de Partes que recopilan las comedias de Lope, aunque los primeros salieron a la luz sin el consentimiento del dramaturgo. Éste sólo tomó las riendas de la edición de su propia obra a partir de la Parte IX (1617) y hasta su muerte, cuando tenía en imprenta las partes XXI y XXII. Juan Pérez de Montalbán, escritor de comedias discípulo suyo, afirma en su Fama póstuma que escribió unas mil ochocientas comedias y cuatrocientos autos sacramentales, de las que se ha perdido una gran parte. El propio autor fue más modesto y en sus obras estimó que había escrito unas mil quinientas, lo que puede entenderse incluyendo incluso los autos sacramentales y otras obras escénicas; pero aun así resulta una cifra muy crecida. Para explicarlo Charles Vincent Aubrun ha supuesto que el dramaturgo sólo trazaba el plan y componía algunas escenas sueltas, mientras que otros poetas y actores de su taller completaban la obra; sin embargo los poetas de la época no tenían empacho en declarar su autoría en obras en colaboración de hasta tres ingenios, así que no puede sostenerse ese punto de vista, por más que la fama del autor hiciese prudente ocultar sus ayudas para vender mejor la obra. Rennert y Castro hicieron un serio estudio que concluye que la megalómana cifra anda exagerada y que se le pueden atribuir con firmeza 723 títulos, de los cuales 78 son de atribución dudosa o errada y 219 se han perdido, así que el repertorio dramático de Lope se reduciría a 426 piezas. No obstante Morley y Bruerton, valiéndose, aunque no exclusivamente, de criterios métricos que después se han comprobado muy seguros, estrecharon aún más los criterios y establecieron indudablemente como suyas 316 comedias, 73 como dudosas y 87 que, comúnmente atribuidas a Lope, no son suyas.

La lista de comedias notables es ciertamente muy crecida. Pueden citarse La discreta enamorada, El acero de Madrid, Los embustes de Celauro, El bobo del colegio, El amor enamorado, Las bizarrías de Belisa, La esclava de su galán, La niña de plata, El arenal de Sevilla, Lo cierto por lo dudoso, La hermosa fea, Los milagros del desprecio, El anzuelo de Fenisa, El rufián Castrucho, El halcón de Federico, La doncella Teodor, La difunta pleiteada, La desdichada Estefanía o El rey don Pedro en Madrid.

De todas éstas se reconocen como obras maestras, si bien en toda obra de Lope siempre hay alguna escena que delata su genialidad, un par de docenas, entre las que se encuentran Peribáñez y el comendador de Ocaña (1610), Fuenteovejuna (1612-1614), La dama boba (1613), Amar sin saber a quién (1620-1622), El mejor alcalde, el rey (1620-1623), El caballero de Olmedo (1620-1625), El castigo sin venganza (1631), El perro del hortelano, El villano en su rincón, El duque de Viseo o Lo fingido verdadero.

El Caballero de Olmedo es una de sus obras más líricas, a la vez que trágica. Está dividida en tres episodios, que se corresponden con el planteamiento el nudo y el desenlace. Don Alonso (caballero de Olmedo) le pide ayuda a su criado Tello para conquistar a Inés, de ese modo Tello entra en contacto con Fabia (dotada de rasgos celestinescos) que ayuda a estos dos para que se "correspondan" y se lleguen a casar. Sin embargo Rodrigo y su hermano Fernando tratarán de impedirlo. Por fatal desenlace, Alonso muere cerca de un arroyo cuando se dirigía a Olmedo, aún siendo avisado por sueños, etc. en manos de Rodrigo, pero Tello pide justicia al Rey, que los condena a muerte.

Marcelino Menéndez Pelayo, uno de los primeros editores de su teatro, dividió la temática de estas obras en cinco grandes bloques:

Comedias religiosas (de historia testamentaria, vidas de santos y leyendas piadosas). La creación del mundo (1631-35). La hermosa Ester (1610). Barlaan y Josafat (1611) [sobre Buda]. El divino africano (1610), sobre la vida de San Agustín. San Isidro de Madrid (1604-06). San Diego de Alcalá (1613). También tiene autos sacramentales como El tirano castigado.
Comedias mitológicas y de historia antigua y extranjera Las mitológicas se inspiran en las Metamorfosis de Ovidio. Son dramas cortesanos, para la alta aristocracia. A veces los mismos reyes o nobles actuaban en ellas. También son llamadas "comedias de teatro, comedias de cuerpo, o comedias de ruido", con finales de deus ex machina. Adonis y Venus. El vellocino de oro (1620). El laberinto de Creta (1612-15). Entre las de historia extranjera, El duque de Viseo [1608-09]. Roma abrasada (1598-1600). El gran duque de Moscovia (1606). La reina Juana de Nápoles (1597-1603).
Comedias de recuerdos y tradiciones históricas españolas. Se fundan en estereotipos culturales españoles. El villano en su rincón (1614-1616), sobre la vida rural de Juan Labrador, que desarrolla el tema de beatus ille. La campana de Aragón (h. 1600), recoge la leyenda de la Campana de Huesca, e historia los reinados de Pedro I de Aragón, Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje. Castelvines y Monteses (1606-12), basada sobre una novela de Bandelo, utilizada por Shakespeare para su Romeo y Julieta. En la obra de Lope los amantes terminan casándose y las familias quedan en paz. Imitado por Tirso de Molina en Los amantes de Teruel, y por Hartzenbusch en el siglo XIX, Los novios de Hornachuelos.
Comedias de pura invención: caballerescas, pastoriles, novelescas y de origen incierto. A finales del siglo XVI romances populares empezaron a ser publicados en España; tenían su origen en la Edad Media y son de tradición oral, y se recopilaron en el Romancero general (1600). El caballero de Olmedo (1622), sobre tiempos de Juan II (1406-54). Las pastoriles son de imitación italiana renacentista, principalmente inspiradas en la Arcadia de Sannazaro y las églogas de Juan del Encina y Garcilaso de la Vega, la Diana de Jorge de Montemayor, etc. El pastor Fido (1585).
Comedias de costumbres (de malas costumbres, urbanas y palatinas).
Aubrun reduce la categoría temática de la comedia lopesca a tres temas: el amor, el honor y la fe. Francisco Ruiz Ramón, sin embargo, prefiere hablar de dramas del poder injusto entre un noble y un plebeyo o un plebeyo y el rey, o el rey y el noble; de dramas de honor y de dramas de amor.

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